marzo 23

Grzegorz Lato: de Polonia al Atlante

De Grzegorz Lato se cuentan muchas cosas. Que estaba siempre en el extremo derecho del campo, flaco, mirada gélida, casaca dieciséis, rubio en proceso de perder. Estaba siempre ahí, salvo cuando dejaba de estar: un instante de descuido bastaba. Entonces Lato comenzaba la galopada y ya era imposible seguirle el rastro. Se cuenta también que era alma y sangre de aquella selección polaca de los setenta que sorprendió al mundo con su juego rápido e incisivo. Que cualquier club del mundo hubiese empeñado hasta el camarín para hacerse con los servicios del campeón de goleo de Alemania 1974.

WORLD CUP-1974-BRA-POL

Que con él la historia siempre va a tener una deuda por saldar. Las leyes en la Polonia de Jabłoński eran tajantes: ningún deportista menor de 30 años podía abandonar el país para ejercer como profesional en ligas extranjeras. Cuando Lato al fin tuvo edad para abandonar la patria, el destino elegido fue Bélgica. No se acomodó del todo y tras una campaña irregular decidió probar suerte en América. El Cosmos de Romerito y Chinaglia estaba dispuesto a cumplirle a Lato el sueño americano, pero entonces se atravesó el Atlante.

Contrario a lo que su estado actual podría sugerir, los Potros de Hierro galopaban por llanuras más verdes. Otro devoto del gol, Horacio Casarín, dirigió al polaco durante su aventura azulgrana con un saldo de 16 goles en casi 40 encuentros. Luego vendrían las lesiones, el tiempo y la vida después del futbol, que aunque se le parece mucho, siempre queda a deber. En la foto aún figura el Lato depredador, en un raro estado: congelado. Difícil capturar en un disparo la velocidad pura del rayo.

IMG_1252